Nos apresuramos a añadir que el Estado no se ve perjudicado por nuestra tenencia. El Estado puede argumentar que el arresto de un acusado por nuevos cargos mientras está en libertad pendiente de sentencia debe ser considerado por el tribunal de primera instancia al sopesar los factores agravantes y atenuantes de los delitos de los que el acusado se declaró culpable. Véase, por ejemplo, State v. Rice (App. Div. 2012) (“Los arrestos de adultos que no resultan en condenas pueden ser 'relevantes para el carácter de la sentencia impuesta'” (citando State v. Tanksley (App. Div. 1991))). El Estado también puede argumentar que cualquier sentencia sobre el nuevo cargo debe ejecutarse consecutivamente a la sentencia impuesta sobre los cargos iniciales. Véase NJSA 2C:44-5(h) (que exige períodos consecutivos de encarcelamiento, en ausencia de ciertos hallazgos, cuando un acusado es sentenciado por un “delito cometido mientras estaba en libertad pendiente de la disposición de un delito anterior”).
Un punto que la fiscalía podría contrarrestar es que la gran mayoría de los casos acusados no terminan en absoluciones absolutas. Un argumento en contra del argumento de la fiscalía acerca de solicitar una nueva sentencia es que existen demoras inherentes a dicha moción. Por lo tanto, es probable que pasen meses antes de que se pueda informar, programar y decidir una moción de nueva sentencia. Durante ese tiempo, el acusado generalmente estará en la cárcel en base a su conducta absuelta.